El principal país productor de cerezas es Turquía, con 20,7% de la producción mundial (más de 600.000 toneladas). Le siguen Estados Unidos, Uzbekistán, Chile, Irán, Italia, España, Rumania.

El cerezo dulce tuvo su origen en el mar Negro y en el mar Caspio, difundiéndose después hacia Europa y Asia, llevado por los pájaros y las migraciones humanas. Fue uno de los frutales más apreciados por los griegos y con el Imperio Romano se extendió a regiones muy diversas.

Pertenecen a la familia de las rosáceas, del género prunus, como el albaricoque, la ciruela o el melocotón. Descienden de dos especies silvestres: la Prunus avium, de frutas dulces y color oscuro y la Prunus cerasus, de frutas más ácidas y color rojo brillante.

Tiene un gran poder antioxidante y una composición nutricional que aporta muchos beneficios a nuestra salud.

Se usan como un depurativo intestinal desde hace siglos. Ayudan a eliminar toxinas, y esto es debido a que los pigmentos que les dan su color morado son las antocianinas. Son antioxidantes, combaten la inflamación muscular, contienen melatonina, que ayuda a regular el ritmo cardíaco y los ciclos de sueño del cuerpo.

La Asociación Americana contra el Alzheimer incluye las cerezas como parte de los alimentos beneficiosos para la memoria.

También ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre, fortalecen el sistema inmunológico, reducen la acumulación de gases intestinales y malestares digestivos, ayudan a relajar y calmar el estado de ánimo.

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