La crisis de diciembre de 2001 en Argentina fue un momento extraordinario que involucró no solo la renuncia del presidente Fernando de la Rúa, sino también una serie de manifestaciones masivas, saqueos y disturbios ciudadanos que expresaban el descontento generalizado con las políticas económicas y la situación social.

Ante la renuncia de De la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá asumió la presidencia con la intención de implementar medidas para abordar la crisis. Sin embargo, su gestión fue de corta duración, ya que renunció tras apenas una semana en el cargo, incapaz de contener la agitación social y restablecer la estabilidad.

A partir de ahí, se sucedieron tres presidentes interinos en un corto período de tiempo: Eduardo Camaño, Ramón Puerta y Eduardo Duhalde. Cada uno asumió la presidencia con el desafío de gestionar una situación compleja, incluyendo la renegociación de la deuda externa y la implementación de políticas para estabilizar la economía.

La crisis de 2001 en Argentina marcó un hito en la historia del país, llevando a cambios significativos en la política y la economía, así como a una reevaluación profunda de las políticas implementadas hasta ese momento.

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