En muchas culturas y religiones se asignan significados especiales a ciertos números que consideran mágicos o sagrados. Los vikingos también tenían sus números sagrados. Los números en la mitología nórdica más importantes eran el tres y el nueve.

El número nueve es prácticamente exclusivo del paganismo nórdico que lo enfatiza en diversas circunstancias.

Algunos de los personajes, hechos y deidades relacionados con el número nueve, número mágico por excelencia en la religión germánica, son:

Nueve días y noches Odín se sacrificó a sí mismo, colgándose hacia abajo en una horca de Yggdrasil. A cambio recibiría sabiduría del pozo de Urd, 18 (dos veces nueve) hechizos o runas.

Nueve son los mundos en la cosmología nórdica, sustentados por las ramas de Yggdrasil: Helheim, Svartálfaheim, Niflheim, Jötunheim, Midgard, Vanaheim, Alfheim, Asgard y Muspelheim.

Nueve son los reinos celestiales mencionados en Skáldskaparmál de Snorri: Vindblain, Andlang, Víðbláinn, Vidfedmir, Hrjod, Hlyrnir, Gimir, Vet-Mimir y Skatyrnir.

Nueve días tuvo que esperar Freyr para consumar su unión con Gerd.

El héroe Viking tuvo nueve hijos y otros tantos el rey Njorfe de Oppland.

El rey Dag tuvo nueve hijos.

El gigante Þrívaldi tenía nueve cabezas.

El símbolo valknut tiene nueve puntas.

Nueve son los anillos que son liberados cada nueve noches, uno de ellos Draupnir.

Nueve días permanence Odín (disfrazado de Grímnir), en el poema Grímnismál, prisionero del rey Geirröd.

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