José I Bonaparte (1768-1844) fue un abogado, diplomático y político francés, rey de Nápoles y, con posterioridad, rey de España (1808-1813).

Tras verse obligado a dejar la Corona de España por imposición de Napoleón, regresó a Francia, pero la caída del Imperio cercenó toda posibilidad de permanencia en el país.

Perseguido por las nuevas autoridades, emprendió un largo exilio que le llevó a diferentes destinos hasta que, confirmada la abdicación de Napoleón, decidió buscar asilo en EEUU.

Instalado en 1815 en Washington, emprendió una nueva vida. El conde de Survilliers, nombre que adoptó para pasar desapercibido se estableció en las inmediaciones de Filadelfia.

Durante este periodo se enriqueció gracias a las inversiones que realizó a base de objetos de valor expoliados durante su reinado en España. Compra una enorme hacienda llamada Point Breeze de más de 500 hectáreas de extensión cerca de Bordentown.

Adquirió experiencia democrática; realidad que contrastaba con los arcaicos regímenes que había intentando regenerar sin apenas éxito. Centrado en sus prósperos negocios, el conde se mostró desinteresado en relación con las maquinaciones y conspiraciones políticas que desde España y Francia trataban de situarlo en una posición de poder privilegiada.

En 1841 se instaló en Florencia, ciudad en la que moriría tres años más tarde. En 1862 sus restos son trasladados junto a la tumba de su hermano en Los Inválidos, París, por su sobrino Napoleón III.

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