El mar Mediterráneo es un mar conectado con el océano Atlántico, rodeado por la cuenca mediterránea y casi completamente encerrado por tierra: al norte por Europa occidental y meridional y Anatolia, al sur por el norte de África y al este por el Levante.

Con aproximadamente 2,5 millones de km² y 3860 km de longitud, es el segundo mar interior más grande del mundo, después del Caribe. Se trata de un mar relativamente hondo, con una profundidad media de 1370 metros, siendo su punto más profundo la fosa de Calipso (5270 m), al oeste de Grecia.

Sus aguas, que bañan las tres grandes penínsulas del sur de Europa (ibérica, itálica y balcánica) y una de Asia (Anatolia), se comunican, además de con el Atlántico por el estrecho de Gibraltar, con el mar Negro por los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos y con el mar Rojo por el canal de Suez.

Se trata de un mar cálido con un clima característico homónimo y un estilo culinario propio en toda su cuenca. Estos factores atraen a millones de turistas de otros puntos del mundo. Por otro lado, es el mar con las tasas más elevadas de hidrocarburos y contaminación del mundo.

El mar ha desempeñado un papel fundamental en la historia de la civilización occidental. Fue testigo de la evolución de varias civilizaciones antiguas como los egipcios, los fenicios, hebreos, griegos, cartagineses y romanos.

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