Gibraltar presume de ser el único lugar de Europa donde se encuentran monos en libertad. Los alrededor de 200 ejemplares de macacos gibraltareños, también conocidos como monos de Berbería, son una de las principales atracciones turísticas del Peñón.

Las teorías sobre su origen son diversas: desde la leyenda local que dice que llegaron de Marruecos por un túnel subterráneo bajo el Estrecho de Gibraltar, hasta la que dice que les trajeron de su hábitat original en el norte de África durante la ocupación árabe de la Península Ibérica, o la hipótesis de que los trajo el ejército británico después de tomar el Peñón en 1704.

En 2005, un estudio del Instituto Antropológico de la Universidad de Zurich dio pistas científicas sobre su origen al revelar que la colonia de macacos de Gibraltar fue fundada por ejemplares procedentes de dos poblaciones distintas de Argelia y Marruecos.

Lo cierto es que la vida de estos pequeños mamíferos está unida a la del Peñón: el cronista Alonso Hernández los definió en sus escritos de principios del siglo XVII como los "verdaderos dueños de la roca" y, según un dicho gibraltareño, los británicos sólo dejarán Gibraltar cuando los monos se vayan.

Durante la Segunda Guerra Mundial su número se redujo considerablemente, así que quizás para no tentar las creencias populares y para subir la moral de las tropas británicas, el primer ministro británico Winston Churchill ordenó llevar más monos de Marruecos y Argelia para que la población no cayera.

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