El cótabo era un juego de habilidad, practicado por los antiguos griegos en los simposios o banquetes. Procedía de Sicilia y nunca saltó las fronteras de Grecia y Etruria. Se practicó durante tres centurias, desde aproximadamente el 600 a. C. hasta el siglo III a. C.

Todo simposio comenzaba con las libaciones en honor de los dioses, Dioniso sobre todo: se bebía una pequeña cantidad de vino puro. Durante la reunión, los bebedores, en vez de arrojar al suelo la libación se divertían tirando a un punto fijo el líquido que había quedado en el fondo de su copa.

El cótabo era practicado como costumbre, y, al menos en Sicilia, se establecieron edificios circulares especiales, de modo que los jugadores podían colocarse fácilmente alrededor del objetivo, y seguirse unos a otros en rápida sucesión. Como en todos los juegos en los que había un elemento de azar, se consideraba más o menos ominoso para el futuro éxito de los jugadores, especialmente en cuestiones de amor, y a veces la emoción se veía aumentada por la apuesta de algún objeto de valor en el evento.

Los escritores antiguos, incluyendo a Sófocles y Aristófanes y Antífanes, hacen alusión frecuente a la práctica; y está representada en jarrones contemporáneos con figuras rojas. Las referencias a la práctica de los escritores de los períodos romano y alejandrino muestran que la moda había desaparecido. En la literatura latina es casi totalmente desconocida.

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