Las dotes musicales de su madre, influyeron en Einstein que a los seis años ya sabía tocar con soltura el violín, su instrumento musical favorito de por vida, junto con la ciencia, fueron sus dos grandes pasiones. Cuando viajaba solía llevar el violín, al que llamaba "Lina", a la espera de alguna ocasión para interpretar a sus músicos preferidos solo o en compañía.

Participó en conciertos públicos y privados y en más de una ocasión con sus aportaciones musicales contribuyó a recaudar fondos para la causa sionista.

Sus compositores preferidos fueron: Mozart, Bach, Schubert, Vivaldi, Corelli y Scarlatti. No tenía el mismo entusiasmo por Beethoven, al que consideraba demasiado dramático y personal, pero con el que se mostraba frontalmente en desacuerdo fue con Wagner, aunque valoraba su contribución a las nuevas formas de la ópera.

Contaba Einstein como se relajaba después de trabajar, tocando a veces en la cocina para no molestar a los vecinos: "Primero improviso y si esto no me ayuda, busco consuelo en Mozart; pero cuando estoy improvisando y parece que algo consigo, necesito las claras construcciones de Bach para llegar hasta el final."

Por el año de 1950, le fue prohibido tocar el violín por prescripción médica y se lo heredó a su nieto Bernhard Caesar, hijo de Hans Albert.

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