La osteomielitis es una infección de hueso que puede ser aguda o crónica.

La aguda puede ocurrir por un traumatismo que exponga el hueso y lo predisponga a la infección; o bien, porque una infección ubicada en otro lugar del cuerpo se haya extendido al hueso por la sangre. Los microorganismos más frecuentemente responsables de la infección son una bacteria o un hongo. Casi el 90% de los casos es causado por una bacteria conocida como estafilococo áureo o dorado (Staphylococcus aureus).

La manifestación crónica se da cuando la falta de abastecimiento de sangre hace que el tejido del hueso muera. Puede llegar a persistir intermitente durante años, en focos localizados que se suelen llamar "secuestros". Factores de riesgo para este tipo de osteomielitis son traumas recientes, diabetes y uso de drogas intravenosas.

La infección aguda se combate con altas dosis de antibióticos. Debe hacerse de inmediato, para prevenir el desarrollo de una infección crónica, y sólo debe suspenderse ante repetidos cultivos con resultado negativo.

En los casos de infecciones crónicas, suele estar indicada la extirpación quirúrgica del tejido muerto del hueso, que se reemplazará con un injerto de hueso, o un material que produzca el desarrollo de un nuevo tejido.

El índice de mortalidad es casi nulo en los casos de infecciones normales, pero es más alto en infecciones crónicas, incluso tras someterse a la operación. Una osteomielitis crónica puede terminar en amputación.

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