Un ornamento es un elemento decorativo que se añade a un objeto o espacio con el propósito de embellecerlo. Su función principal es estética, aunque a lo largo de la historia también ha servido para transmitir significados culturales, religiosos o sociales. Los ornamentos pueden ser tan simples como una línea curva o tan complejos como una elaborada talla en madera. Su presencia se encuentra en prácticamente todas las culturas y épocas, desde las antiguas civilizaciones hasta el arte contemporáneo.

En el ámbito de las artes visuales, los ornamentos han sido utilizados en diversas técnicas como la pintura, la escultura, la arquitectura y la artesanía. En la pintura, por ejemplo, los ornamentos pueden aparecer como elementos decorativos en fondos, marcos o como parte de la composición principal. En la arquitectura, los ornamentos se emplean para embellecer edificios, desde los elementos más pequeños como molduras hasta las grandes fachadas. En la escultura, los ornamentos pueden ser parte integrante de la obra o añadirse como elementos decorativos posteriores.

El variadísimo conjunto de ornamentos utilizados por los artistas para embellecer objetos u obras puede distribuirse en dos clases: simples y/o compuestos. Los primeros consisten en un solo motivo, ya aislado, ya repetido y combinado con otro en serie. Los segundos son una combinación de los elementales.

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