Hace dos años, un equipo científico de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, modificó una enzima (PPETase) producida por una bacteria capaz de descomponer el plástico. Combinándola con otra enzima, los mismos investigadores han encontrado un nuevo método que acelera el proceso de descomposición del polietileno.

El PET es el termoplástico más común que existe en el mercado. Se utiliza sobre todo para fabricar botellas de un solo uso y está presente en muchas de las fibras de la ropa que usamos día a día.

Representa el 11% de todos los residuos plásticos del planeta y, aunque puede reciclarse, no es biodegradable; tarda cientos de años en desaparecer cuando llega al medio natural.

El mismo equipo científico ha combinando la enzima PPETase con otra con la misma función, a la que han bautizado con el nombre de MHETase, para crear una superenzima capaz de devorar tres veces más plástico y al doble de velocidad.

La acción conjunta de PPETase y MHETase descompone el PET en sus componentes básicos, lo que permite reciclar plástico de forma infinita, un hecho que abre la posibilidad a reducir forma considerable los desechos plásticos contaminantes.

El equipo de investigadores ha sido codirigido por los científicos que diseñaron PETasa, el profesor John McGeehan, director del Centro de Innovación Enzimática (CEI) de la Universidad de Portsmouth, y Gregg Beckham, investigador principal del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) en los Estados Unidos.

Más información: www.clarin.com