La Fronda es como se conoce a una serie de movimientos insurreccionales ocurridos en Francia durante la Regencia de Ana de Austria y el inicio breve del reinado de Luis XIV, ocurridos entre 1648 y 1653. El nombre de Fronda evoca las hondas y tirachinas que portaban los rebeldes del primer levantamiento en París, pionero del movimiento.

Este periodo de revueltas marca una reacción frente a la creciente autoridad de la monarquía en Francia, que había incrementado su poder bajo los reinados de Enrique IV y Luis XIII (este último con el cardenal Richelieu como primer ministro).

Con la muerte de Richelieu en 1642 y, después, la de Luis XIII en 1643, el poder real se debilita bajo la organización de una regencia. Esto se agrava por la difícil situación financiera generada por la intervención en la Guerra de los Treinta Años, además de las ganas de revancha de muchos nobles que habían sufrido una pérdida de poder e influencia por las medidas de Richelieu.

Esta situación genera una conjunción de múltiples oposiciones al poder real, ya sean parlamentarias, aristocráticas o populares.

La Fronda significó, visto con perspectiva y no de forma absoluta, un fracaso para sus primeros instigadores. A largo plazo, la Fronda sirvió para reforzar la autoridad real y facilitó el surgimiento de la monarquía absoluta, pero debilitó la economía.

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