En China, la pera es considerada como un símbolo de longevidad, porque aunque sus flores sugieren fragilidad, crecen en el peral, un árbol caracterizado por su fuerza y longevidad, capaz de resistir las sequías más duras.

El carácter intenso bajo esa fragilidad aparente es una característica común en las flores y frutos de su familia -la de las Rosáceas-: rosas, fresas, melocotones y cerezas. Además, su inconfundible sabor resiste la destilación para elaborar aguardiente.

La pera es una de las frutas que mejor tolera el organismo y de las que menos alergias producen, tiene un alto contenido en agua (más del 80%), por lo que es muy fácil de digerir; es rica en fibra, vitamina C y posee propiedades antioxidantes.

​Por ende se considera muy adecuada para lograr un enriquecimiento vitamínico y favorecer una dieta sana y equilibrada.

Dentro de las distintas variedades de pera del mundo, podemos encontrar peras blandas o duras, aptas para consumo en fresco o para cocinar, variando desde formas redondeadas a finas y alargadas, y en algunos casos curvadas y con gran variedad de tamaños.

También varía ampliamente el color, desde un verde grisáceo a un amarillo oscuro. Las peras maduras para consumir frescas son blandas, jugosas y dulces, mientras que las peras para cocinar son duras y usualmente granuladas.

El peral es un árbol que puede alcanzar los 20 metros de altura y vivir unos 65 años, aunque en plantaciones comerciales estas cifras se reducen considerablemente.

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