La palabra fábula proviene del término latino fabŭla. Tal como explica el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se trata de un relato de ficción que carece de gran extensión, puede estar desarrollado en verso o prosa y tiene como principal característica una enseñanza didáctica. Lo habitual es que la fábula enseñe a través de una moraleja la cual cierra la historia en cuestión.

Las fábulas pueden presentar a seres humanos, animales y otras clases de seres o cosas como personajes principales.

Los historiadores afirman que las fábulas surgieron cuando los esclavos grecorromanos dedicados a la pedagogía buscaban transmitir nociones éticas a los pequeños. Estas instrucciones respetaban la moral pagana e indicaban que las virtudes naturales de las cosas no podían cambiarse. Con el cristianismo, en cambio, las fábulas comenzaron a incluir la posibilidad de cambio dentro de la conducta humana.

Muchos son los autores que a lo largo de los siglos han llevado a cabo la creación de fábulas con el objetivo de entretener, de enseñar y de mostrar sus cualidades literarias. Entre ellos destaca, sin lugar a dudas, el francés Jean de La Fontaine que realizó durante el siglo XVII una gran colección de obras enmarcadas en este tipo de género. Otros fabulistas son: Félix María Samaniego, Esopo, Tomás de Iriarte.

Algunas fábulas reconocidas son: La tortuga y la liebre, el león y el ratón, la cigarra y la hormiga.

Más información: es.wikipedia.org