Un soneto es una composición poética compuesta por 14 versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica.​

Los versos se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (estrofas de tres versos).

Aunque la distribución del contenido del soneto no es estricta, puede decirse que el primer cuarteto presenta el tema del soneto, y que el segundo lo amplifica o lo desarrolla.

El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo, en ambos casos, desatados por los versos anteriores. De esta manera, el soneto clásico presenta una introducción, un desarrollo y una conclusión en el último terceto, que de algún modo da sentido al resto del poema.

El primer intento documentado de adaptar el soneto a la lengua castellana es obra de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (1398-1458), con sus cuarenta y dos sonetos hechos al modo itálico.

De Sicilia (donde se originó), el soneto pasó a la Italia central, donde en el siglo XIV fueron muy importantes los sonetos amorosos de Dante Alighieri, dedicados a su amada Beatrice Portinari, pero el sonetista más influyente de la centuria fue el poeta aretino Petrarca, en cuyos poemas, el soneto se revela como la estructura más adecuada para la expresión del sentimiento amoroso, a través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende a toda Europa.

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