El florín (fiorino d'oro en italiano) fue una moneda medieval emitida en Florencia desde 1252, que se convirtió en la moneda de oro de referencia en Europa en los siglos XIII, XIV y XV.

A mediados del siglo XIII la República de Florencia era una potencia mercantil y económica en el Mediterráneo. Para consolidar su poder comercial comenzó a acuñar una moneda de alto valor que pudiera sustituir a las piezas de oro que habían sido la referencia internacional hasta el siglo XII: el sólido bizantino y el dinar islámico.

El florín de Florencia fue una moneda de oro cuya tipología fue muy homogénea, incluso en las imitaciones posteriores que de ella hicieron (debido a su éxito) en toda Europa, notablemente en la Corona de Aragón, donde Pedro IV el Ceremonioso empezó a acuñar el florín aragonés. Esta fue, en el anverso, la flor de lis, emblema parlante de Florencia, con la leyenda FLORENTIA y en el reverso, el patrón de esta república italiana, San Juan Bautista, en actitud de bendecir con nimbo y un báculo apoyado en su hombro izquierdo y superado con cruz, con la inscripción S.(anctus) IOHANNES B.(aptista).

El prestigio del florín florentino se debió en gran medida a la constancia de su peso y la pureza de su ley. Se trataba de una moneda muy valorada por su peso de 3,5 gramos de oro de casi 24 quilates, la más alta ley de las monedas de esta época.

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