El clavicordio es un instrumento de música que, como su nombre lo sugiere, presenta cuerdas y también un teclado. El término surgió a partir de la unión de dos palabras latinas: clavis (que se traduce como “llave”) y chorda (cuya traducción es “cuerda”).

Las teclas del clavicordio son simples palancas, cuando se hunde una de ellas, se puntea la cuerda con una pequeña púa de metal ("tangente") insertada en el extremo contrario de la tecla. Esta tangente determina la afinación (tono) de la cuerda al dividirla en su longitud. La longitud de la cuerda entre el puente y la tangente determina la altura (afinación) del sonido. Una de las dos partes de la cuerda dividida no suena porque está en contacto con una faja de fieltro agudo.

El clavicordio fue uno de los instrumentos más populares en Europa del siglo XVI al siglo XVIII, con mayor utilización para las obras para teclado del barroco y en el clasicismo musical. Por su aspecto y origen, se puede decir que el clavicordio es uno de los antepasados del piano que conocemos actualmente.

Aunque casi cualquier música escrita para clave, piano u órgano se puede tocar con clavicordio, su sonido es demasiado tenue como para tocar en conjuntos de cámara. Carl Philipp Emanuel Bach (hijo de Johann Sebastian Bach) fue un gran compositor de obras para clavicordio.

Más información: miguelmorateorganologia.wordpress.com