La palabra catecúmeno procede del latín cristiano catechumenos, tomado directamente del griego, en el que significa 'aquel que es adoctrinado o instruido de viva voz, aquel sobre el que se hace resonar una voz o doctrina'. De allí también proceden las palabras catequesis y catecismo.

Los catecúmenos, entre los cristianos primitivos, eran los que estaban siendo adoctrinados en las cuestiones de la fe, y sólo cuando completaban este adoctrinamiento eran bautizados y admitidos en el interior de los templos cristianos. Entretanto, sólo podían acceder al atrio.

Se recibían los catecúmenos por la imposición de las manos y haciéndoles la señal de la cruz.En muchas iglesias se añadían los exorcismos, las ceremonias de soplar sobre el rostro, aplicar saliva a las orejas y a las narices, de untar el pecho y los hombros y poner sal en la boca.

Estas ceremonias, cuyo sentido se explica en los catecismos se observaron durante muchos siglos en la administración del bautismo, aun para el de los niños, otras veces precedían algunos días, cuando no se bautizaba sino en las fiestas solemnes.

Según Tertuliano, se daba también leche y miel a los catecúmenos antes de bautizarlos, símbolo de su renacimiento en Jesucristo y de su infancia en la fe. En este sentido San Agustín ha llamado sacramento o misterio a esta ceremonia; también se llamaba el escrutinio.

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