La simbiosis se trata de una forma especial de relación entre dos organismos distintos, que proporciona ventajas y beneficios a ambos. Hay multitud de ejemplos en la naturaleza. Existen protozoos que tienen en su citoplasma diminutas algas microscópicas que encuentran allí una protección adecuada y que, en compensación, ceden una parte de los productos que fabrican por fotosíntesis y que el protozoo puede aprovechar.

Los rumiantes tienen microorganismos intestinales capaces de digerir por ellos la celulosa y transformarla en una sustancia que el herbívoro puede aprovechar. La anémona que vive sobre la concha en la que se refugia el cangrejo ermitaño ofrece protección a cambio a cambio de los restos de alimento que obtiene el cangrejo. Y así sucesivamente.

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