En lingüística, la morfología comprende la parte de la gramática que se ocupa de clasificar y explicar el funcionamiento y significado de las variaciones de forma en las palabras dentro de la estructura de la lengua.

En este sentido, la morfología cumple tres funciones específicas: categoriza las palabras de acuerdo con su función (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, etc.); estudia las variaciones de sus formas, es decir, sus flexiones; y explica los procesos que intervienen en la derivación y composición de las palabras.

La palabra «morfología» fue introducida en el siglo XIX y originalmente trataba simplemente de la forma de las palabras, aunque en su acepción más moderna estudia fenómenos más complejos que la forma en sí.

El término morfología proviene del griego 'morpho' («forma») y 'logía' («tratado», «ciencia»); así, el todo significa literalmente «ciencia (o estudio) de la forma». En efecto, se habla de la morfología de las plantas, de la morfología de los seres vivos, de la morfología del relieve terrestre, etc.

En lingüística, este término adquiere un significado especializado: «estudio de las formas de las palabras» y, por extensión, «estudio de la palabra».

Y aunque también se deba hablar en lingüística de la forma de los sintagmas y/o de las frases, el término morfología no se aplica a estos últimos; es la palabra, y solamente la palabra, lo que constituye el objeto de la morfología lingüística de acuerdo a un uso general.

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