Se llama mazmorra, calabozo o celda, a un lugar seguro y fuerte que en las cárceles y establecimientos penales sirve para encierro, mayor sujeción y castigo físico de los presos. Es una prisión subterránea, normalmente construida bajo un castillo o fortaleza. Ubicadas en sitios de difícil acceso, lo cual incrementaba la complejidad de un eventual escape.

La localización física por otra parte, hacía que se tratara de un lugar oscuro y lúgubre. Aquel que era encerrado en una mazmorra sufría grandes tormentos además de la privación de su libertad.

Era habitual que contara con un sistema de galerías y pasillos para conectar las diferentes celdas. En algunos casos, se dejaban en estas prisiones los restos de los condenados que morían allí, de este modo los reclusos convivían con los huesos de los fallecidos.

En Roma el calabozo Tullianum, era llamado así por ser obra de Tulio Hostilio la cárcel en la que se construyó y en donde fueron ahorcados Léntulo y otros cómplices en la conjuración de Catilina por orden de Cicerón. A esta idea de ser el calabozo subterráneo corresponde la frase sumir en un calabozo.

Lord Byron, en “El prisionero de Chillón”, describe las terribles condiciones en las que vivían los prisioneros de las mazmorras del famoso castillo suizo.

La palabra "mazmorra" está teniendo un uso hasta lúdico en ciertos ambientes, por este motivo cuando se le da tal uso inexacto se le dice "parapresidial" (semejante a lo presidial o a lo de la prisión).

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