Del griego: phytos (planta/vegetal) y therapeia (terapia). Fitoterapia, herbología o herborismo, es el uso de las propiedades y aplicaciones medicinales de las plantas y sus extractos, para prevenir, atenuar o curar enfermedades.

El testimonio más antiguo del uso de plantas curativas pertenece a Sumeria (3000 a. C.).

En Egipto (1600 a. C.) se escribió el papiro más antiguo que plasma el conocimiento de esa cultura en más de 700 formas diferentes de medicamentos de naturaleza vegetal y animal como: azafrán, mirra, áloes, hojas de ricino, etc.

En Mesopotamia se realizo un hallazgo de 660 tablas de escritura cuneiforme en la región de Nínive (700 a. C.), de entre las 250 drogas que recoge este compendio se encuentran el opio, la marihuana, la mandrágora y la belladona.

En India, el texto de herbolaria más antiguo es el de Susruta (300 a. C.).

En el Nuevo Mundo mucho antes de los europeos, sus habitantes poseían un profundo conocimiento del mundo vegetal: Los incas conocían la coca; los aztecas usaban cacao, vainilla, pimienta y tabaco; y los indios norteamericanos usaban para curaciones áloe, jalapa, sauce y lobelia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las plantas medicinales como: «La planta que en uno o más de sus órganos contiene sustancias que pueden ser utilizadas con fines terapéuticos».

Como cualquier medicamento, las plantas pueden provocar reacciones adversas, intoxicación por sobredosis o interacciones perniciosas con otras sustancias.

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