El término la «enfermedad del Nobel» se ha usado para definir ciertas ideas extrañas en algunos premios Nobel.

Los afectados por este mal tienen en común, hacer afirmaciones extrañas o que van contra el consenso científico y estar en una etapa avanzada de su vida.

Varios científicos premiados con el Nobel se han hecho célebres por sostener opiniones polémicas o abiertamente disparatadas para la ciencia, abrazar el espiritismo, defender alguna pseudociencia o por hablar de abducciones extraterrestres

Se ha comentado que ganar un Nobel, y tener un cierto nivel de estudios en una materia o practicar una profesión a la que se le supone ciertos conocimientos en general, no nos inmuniza contra los sesgos cognitivos que todo el mundo arrastramos por ser humanos, ni contra los problemas mentales, ni contra simplemente tener ideas extrañas.

Kary Mullis, Premio Nobel de Química en 1993 por el desarrollo de la reacción en cadena de la polimerasa, defendía que el virus del sida y su relación con la enfermedad, son una conspiración que involucra científicos y gobierno.

Mullis creía en abducciones alienígenas, en proyecciones astrales y en la astrología. En otra ocasión, declaró que tomaba LSD y habló de mapaches cósmicos.

James Watson, ganador del premio Nobel de Medicina en 1962 por su trabajo en el descubrimiento de la estructura del ADN, sostuvo en 2007 que los negros son menos inteligentes que los blancos y que el coeficiente intelectual está programado en los genes.

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