La autofagia es proceso regenerativo de nuestro cuerpo, por el cual la célula se descompone y destruye proteínas viejas, dañadas o anormales, y otras sustancias en su citoplasma (líquido en el interior de la célula). El término se deriva de las raíces griegas auto-uno mismo; phagos - comer.

Los productos de la descomposición se reciclan para funciones celulares importantes, en especial para periodos de estrés o ayuno. También ayuda a destruir virus y bacterias que causan infección y pueden impedir que las células normales se vuelvan cancerosas.

Una vez que el cáncer se formó, es posible que la autofagia proteja a las células cancerosas, brindando nutrientes o impediendo que los medicamentos contra el cáncer las destruyan. Es quizás una respuesta inmunitaria contra los virus, las bacterias y las células cancerosas.

Según los especialistas de la belleza, está vinculado con la pérdida de peso, la longevidad y una apariencia más joven.

En 2016, el científico japonés Yoshinori Ohsumi ganó el premio Nobel de Medicina por su investigación sobre los mecanismos de la autofagia, lo cual es un proceso todavía poco estudiado.

Su progreso contribuyó a un mayor entendimiento sobre enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y la demencia.

Fue identificado por primera vez en 1960, y fue acuñado por el bioquímico belga Christian de Duve, pero su importancia fundamental solo fue reconocida tras el trabajo de investigación de Ohsumi durante la década de 1990.

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