Se denomina apnea a una enfermedad del aparato respiratorio cuyo síntoma es la interrupción de la respiración por, al menos, diez segundos. Según sus características, esta dificultad puede dividirse en tres tipos: obstructiva (determinada por un esfuerzo respiratorio generado por la ausencia de la respiración), central (producida tanto por la falta de esfuerzo como de la señal respiratoria) y mixta (generada a partir de la combinación de la apnea central con la obstructiva).

Este síndrome también ha sido definido como apnea obstructiva del sueño, debido a que se manifiesta mientras la persona que lo padece se encuentra durmiendo.

Por ese motivo, es común que aquellos que sufren este mal se vean impedidos de poder descansar de forma correcta ya que, ante la falta de oxígeno, el cerebro se ve obligado a interrumpir el sueño con el fin de recuperar el ritmo respiratorio.

Cefaleas matutinas, hipertensión pulmonar y problemas cardíacos son algunas de las dolencias originadas a partir de una apnea.

Entre los tratamientos de la apnea, se encuentran la provisión continua de aire a presión (inyecta aire que elimina el bloqueo, a través de un compresor, una manguera y una máscara), los dispositivos de avance mandibular (funcionan si el origen de la obstrucción es la base de la lengua) y las cirugías.

Cuando un paciente enfermo de apnea se somete a un tratamiento es necesario que cumpla una serie de reglas, como el llevar una dieta muy sana y equilibrada para perder peso.

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