La afagia es la incapacidad o el rechazo a tragar. La palabra deriva del prefijo griego antiguo α, que significa 'no' o 'sin', y del sufijo φαγία, derivado del verbo φαγεῖν, que significa 'comer'.

Está relacionada con la disfagia, que es la dificultad para tragar (prefijo griego δυσ, dys, que significa 'difícil', o 'defectuoso'), y la odinofagia, la deglución dolorosa (de ὀδύνη, odyn(o), que significa 'dolor').

La afagia puede ser temporal o prolongada, según el órgano afectado. Se trata de un caso extremo de disfagia que pone en peligro la vida. Dependiendo de la causa, la disfagia no tratada puede convertirse en afagia.

La afagia suele ser el resultado de muchas enfermedades diferentes, así como de distintos tratamientos médicos.

Algunas causas comunes de afagia son el cáncer de esófago, la esclerosis múltiple, la quimioterapia y la enfermedad de Parkinson. Los daños en el hipotálamo lateral también pueden provocar afagia. Otras causas pueden ser la depresión, una enfermedad de la columna cervical y trastornos de la comunicación.

Durante el tratamiento de la afagia (o disfagia), es importante proporcionar una nutrición e hidratación adecuadas. Si una persona no es capaz de tolerar una dieta regular, pueden considerarse modificaciones de la dieta y medios alternativos de nutrición.

El verdadero tratamiento de la afagia/disfagia pasa por la reeducación neuromuscular y el fortalecimiento/coordinación en la mayoría de los casos.

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