La noción de dimorfismo se utiliza en el campo de la biología para nombrar a la condición de aquellas especies de animales o de plantas que exhiben dos aspectos anatómicos o dos formas diferentes. El dimorfismo sexual se caracteriza por las variaciones en la fisonomía entre machos y hembras, y esto suele estar presente en la mayor parte de las especies, aunque con grados distintos.

En el caso de los reptiles, los insectos y las arañas, por ejemplo, las hembras suelen ser más grandes que los machos. Lo contrario ocurre con los mamíferos, un grupo donde los machos pueden alcanzar un tamaño mucho mayor al exhibido por las hembras. Los ciervos (el macho tiene cornamenta y la hembra no) y los leones (el macho sobresale por su melena) son dos animales con un claro dimorfismo sexual. Incluso en el ser humano el dimorfismo sexual es evidente, ya que los órganos sexuales de los hombres se manifiestan externamente, mientras que las mujeres tienen marcadas las glándulas mamarias.

Otro concepto de dimorfismo existe en los hongos, es un fenómeno reversible mediante el cual, un hongo puede cambiar su forma de un micelio a una levadura.

El micelio es la masa de elementos filamentosos de forma cilíndrica (hifas) el cual constituye su cuerpo vegetativo. Levadura, es el nombre que recibe cualquier hongo microscópico unicelular con la capacidad de llevar a cabo la descomposición a través de la fermentación por medio de los hidratos de carbono, dando lugar a diversas sustancias.

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