El calvinismo es una teología protestante surgida en Suiza durante el siglo XVI. Su creador fue el teólogo francés Juan Calvino (1509-1564). Desde Suiza, el calvinismo se extendió por gran parte del norte de Europa, América del Norte y África del Sur.

El calvinismo defiende la autoridad de Dios sobre todas las cosas, la doble predestinación y la salvación solo por la fe.

En el siglo XX, el calvinismo original fue renovado por la prédica del teólogo suizo Karl Barth (1886-1968), a quien se lo considera el creador de la teología dialéctica. En la actualidad, las iglesias reformadas con inspiración calvinista tienen unos 75 millones de seguidores alrededor del mundo.

Las principales características del calvinismo son las siguientes:

Considera a la Biblia como la única fuente de autoridad, fe y conducta para los creyentes.

Concibe a Dios como creador, preservador y gobernador de todo lo que hay en el mundo.

Sostiene que las personas son incapaces de salvarse a sí mismas, por lo que se hace necesaria la gracia soberana de Dios para transformar la naturaleza humana, a la cual concibe como incapaz y corrupta. La salvación es, así, una gracia, un don de Dios.

Cree en la doctrina de la doble predestinación, según la cual desde la Creación Dios ha predeterminado quiénes se salvarán y quiénes serán condenados.

Sostiene que Dios no justifica al ser humano por sus obras de bondad ni de caridad, sino solo por su fe.

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