La carretera federal 2-D Tijuana-Mexicali, el tejido de rocas que une a la capital de Baja California Norte con Tecate, esa que susurra a sus viajeros a través del sonido del viento entre sus rocas: La Rumorosa.

Los que gustan de manejar (automóviles o motocicletas) y los que aman ser paseados para admirar los escenarios del país, tienen como viaje obligado visitar esta carretera, los pretextos sobran.

La constante de esta carretera es son las historias de fantasmas y otras historias, a veces verídicas y otras no tanto, que acompañan tanto al recorrido como a los lugares donde te puedes detener.

Ahí entre las rocas, pueden observarse sus habitantes, los animales y plantas que resguardan su origen natural, pero también se alcanza a observar el paso de la humanidad, carros y camiones, que ahora no son más que fierros invadidos por las plantas fueron a dar a los barrancos por el descuido de los paseantes que no les tuvieron el debido respeto a las curvas de La Rumorosa, quien en los años noventa era llamada “la carretera de la muerte”.

Hoy el trayecto no sólo es más “seguro” (amén de los conductores) pero también es una vereda de entretenimiento:

Hay miradores de este a oeste, de ida y vuelta, podrás detenerte en los muy necesarios miradores, amaneceres, atardeceres y panorámicas obligan a detenerte. Es imposible resistirse a tomar una buena fotografía.

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