Hace tres mil años en los desiertos de Persia, el actual Irán, se desarrollaron una red de túneles subterráneos, los qanats, capaces de llevar agua de las zonas montañosas a los pueblos y ciudades de la región.

Los llamados qanat, eran una infraestructura hidrogeológica subterránea de irrigación, suavemente inclinada para transportar agua.

El agua, extraída y transportada a veces hasta casi 100 km de distancia, era consumida por la gente, pero también se usaba para regar los campos de cultivo. La construcción de qanats se extendió por otras zonas áridas y semiáridas cercanas a Persia.

Utilizando herramientas rudimentarias, se excavaban kilómetros de pozos y túneles. La construcción del qanat comenzaba con un pozo vertical, llamado pozo madre, hasta un acuífero conocido.

Dado que la fuente original se situaba siempre a mayor altitud, el qanat estaba ligeramente inclinado y el agua fluía por el efecto de la gravedad sin necesidad de ser bombeada. La cantidad no podía ser controlada y dependía del nivel freático del manantial.

Aunque el empleo de qanats ha sido reemplazado por otros sistemas de extracción y suministro más modernos, sigue en uso en muchos de estos lugares. En Irán, funcionan todavía unos 20.000 túneles, con más de 250.000 kilómetros de recorrido. Y en países de la península arábiga, como Omán y Yemen, los qanats siguen siendo la principal fuente de irrigación para los campos de trigo que sustentan a la población que vive en los márgenes del desierto.

Más información: es.wikipedia.org