Las naumaquias eran un tipo de espectáculo en el que se reproducía un combate naval en los mismos anfiteatros, o bien en piscinas y lagos. Su origen se remonta a la época de Julio César, y su práctica continuó hasta el siglo III d.C.

Famosa fue la naumaquia organizada por Claudio en el lago Fucino, que se cree llegó a contar con 20 000 hombres. Gracias a la amplitud del lago, del que solo una parte fue utilizada, las naves podían realizar maniobras de abordaje y embestida. Todos los participantes eran prisioneros condenados a muerte y, según Suetonio, antes del combate estos debían dirigirse al César con la famosa frase "Morituri te salutant, "los que van a morir te saludan". Es el único documento en el que se recoge esta frase que ha acabado por hacerse célebre.

El término naumaquia se emplea en ocasiones para designar el lugar en el que se celebran dichas recreaciones. Si los romanos recrearan las batallas en un río o en el mar ya sería digno de alabar, pero iban más allá, no reparaban en gastos y también hacían estas recreaciones inundando anfiteatros para la ocasión.

Las naumaquias eran espectáculos más sangrientos aún que las luchas de gladiadores, ya que a diferencia de estos que implicaban menos efectivos, se componían de dos auténticas flotas de combate que peleaban a muerte durante horas. Lo único que hizo César, creador de la naumaquia, fue trasladar el principio de este espectáculo de batallas a un decorado naval.

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