La "Gran Berta" no fue una mujer ni una canción, sino una pieza de artillería, más específicamente, un obús alemán de 420 mm que se utilizó durante la Primera Guerra Mundial.

Su construcción a cargo de la fábrica de armamentos Krupp, se realizó por encargo del Estado Mayor alemán que solicitó una pieza capaz de destruir las fortificaciones francesas. Krupp lo produjo y entró en funcionamiento en 1914.

Su nombre técnico era M-Gerat, pero Alfred Krupp, propietario de la fábrica de armamento, lo bautizó con el nombre de su hija Bertha y los soldados en el frente al ver su tamaño le dieron el apodo de Grosse Bertha o Berta la gorda, aunque ha pasado a la historia como La Gran Berta.

Esta arma disparaba una munición de hasta 830 kg de peso a una distancia de 12 kilómetros, su peso total era de 70 toneladas. Sus amplias medidas obligaban a transportarlo desmontado y en cuatro remolques arrastrados por dos tractores Daimler Benz y montarlo de nuevo una vez alcanzado el punto exacto desde el que atacar.

Para que el proyectil llegase a su destino era necesario que fuera impulsado por una carga de pólvora de alrededor de 250 kg. Con tan gran carga propulsora, el interior del tubo se erosionaba con cada disparo, por lo que tenía que ser rectificado o cambiado cada 65 disparos.

Su uso fue muy efectivo en el asalto a los fuertes de Lieja, Namur y Amberes aunque no tanto en Verdún por ser su construcción más reciente y estar reforzado su hormigón con acero.

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