La Capacocha era una de las ceremonias más importantes que se llevaban a cabo en el Imperio Inca, se celebraban en el mes de las cosechas y se realizaban ofrendas de gratitud al sol.

Este ritual también se efectuaba en ocasiones especiales como la muerte o enfermedad del inca, o por alguna catástrofe natural.

Los incas construían estructuras de piedras enclavadas en la cumbre del cerro El Plomo, eran unos adoratorios de altura que se emplazaron a lo largo de los Andes, para realizar algunas de sus ceremonias sagradas y como una forma de asentar su poder político en sus territorios.

Se efectuaban dos tipos de ceremonias las que incluían solo ofrecimientos de objetos, y otra que contemplaba una ofrenda humana, que era enterrada con un rico ajuar como parte de la Capacocha.

La Capacocha era convocada por el Inca en todo su imperio, desde sus cuatro provincias del Tawantinsuyu, se remitián hacia Cuzco, la capital (niños y niñas, adolescentes eran elegidos para ser ofrendados), pertenecián tanto a la nobleza como a la gente del pueblo.

Los elegidos eran recibidos por el Inca en la plaza principal y llevados a un espacio de veneración o huaca, donde debían rendir honores a las imágenes sagradas de Wiracocha, el Sol, la Luna y el Trueno. Debían ser sanos, hermosos, porque se consideraba que entregaban su energía y vitalidad al soberano.

Eran considerados seres sagrados y cuidados de una forma especial, solo podian ser visitados por el Inca y servidores de él.

Más información: www.mnhn.gob.cl