Meganeura era una libélula primitiva que vivió en el Carbonífero superior, hace unos 300 millones de años. En esa época, la mayor parte de las tierras emergidas estaban cubiertas por exuberantes selvas tropicales.

Este desarrollo de la vida vegetal provocó un aumento del contenido de oxígeno de la atmósfera, que alcanzó el 35%. Los insectos, que dependen para la respiración de la difusión del oxígeno a través de su sistema traqueal, se beneficiaron de este incremento y crecieron hasta tamaños nunca vistos ni antes ni después de ese periodo.

Con una envergadura de setenta centímetros y una longitud de un metro, Meganeura es el insecto volador más grande de todos los tiempos. Su peso se ha estimado en unos 150 gramos. Como las libélulas modernas, Meganeura tenía enormes ojos compuestos, fuertes mandíbulas, el cuerpo largo y delgado y patas espinosas.

A finales del Carbonífero y principios del Pérmico, el clima se enfrió y gran parte de las selvas que cubrían la Tierra desaparecieron, el porcentaje de oxígeno en la atmósfera disminuyó hasta el 15% y los insectos gigantes como Meganeura también.

En 1880, en la minas de carbón de Commentry, en el centro de Francia, se descubrieron los restos fósiles de una libélula gigante, que fue descrita por el paleontólogo francés Charles Brongniart en 1885 con el nombre de Meganeura, que significa "gran vena", en alusión a la red de venas que recorre sus alas. Otros ejemplares se han encontrado posteriormente en Inglaterra.

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