Algunos fanáticos del fútbol insisten en que los «Busby Babes», el equipo del Manchester United de finales de los 50, fueron uno de los mejores conjuntos de la historia. En ese momento, el club reinaba en Inglaterra tras haber ganado tres títulos de liga en cinco años.

Los «Busby Babes», llamados así en honor a su entrenador Matt Busby y por tener un promedio de edad de 22 años, aspiraban a convertirse en el primer equipo británico en levantar la Copa de Europa. Pero el destino quiso que la fatalidad deje con la duda a todos esos aficionados que aún los veneran: el 6 de febrero de 1958 su avión se estrelló en el aeropuerto de Múnich. Murieron 23 de las 44 personas a bordo, ocho de ellos eran jugadores.

El capitán del vuelo, James Thain, realizó dos intentos de despegue, pero se vio obligado a desistir debido a diversos problemas que sufrían los motores. El tiempo aquel día no acompañaba, ya que el viento era importante y la pista estaba helada. En el tercer intento, a las 3:04 de la tarde, el avión falló al ganar la altura adecuada y se estrelló en unas tierras colindantes al aeropuerto, en una casa sin habitantes.

Aunque las primeras investigaciones señalaban al piloto como el responsable del accidente, más tarde se supo que el accidente había sido causado por la formación de aguanieve al final de la pista, lo que causaba desaceleración en el avión, impidiendo así que volviese a subir a una velocidad de vuelo segura.

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