El neón es miembro de la familia de los gases nobles, su símbolo químico es Ne y tiene de número atómico 10.

La única fuente comercialmente viable del neón es la atmósfera terrestre, aunque se encuentran pequeñas cantidades de neón en el gas natural, en los minerales y en los meteoritos. Es el quinto elemento más abundante en el universo por masa, luego del hidrógeno, helio, oxígeno y carbono. Se sabe que el neón se sintetiza en estrellas masivas durante las últimas etapas de estas como gigantes o supergigantes rojas, o a veces como variables azules luminosas.

Se usan cantidades considerables de neón en la investigación física de alta energía. Las cámaras de centelleo con que se detecta el paso de partículas nucleares se llenan de neón. El neón líquido puede utilizarse como un refrigerante en el intervalo de 25-40 K (-416 a -387ºF). También se utiliza en algunos tipos de tubos electrónicos, contadores Geiger-Müller, en lámparas probadoras de corriente eléctrica de alto voltaje. Con baja potencia eléctrica se produce luz visible en tono rojo-anaranjado en lámparas incandescentes de neón; tales lámparas son económicas y se usan como luces nocturnas y de seguridad.

Fue descubierto (junto con el criptón y el xenón) por William Ramsay y Morris Travers en Londres, Inglaterra, en el año 1898, como uno de los tres elementos inertes raros residuales que quedaban en el aire seco, después de que se eliminaran el nitrógeno, el oxígeno, el argón y el dióxido de carbono.

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