El selenio (del griego 'selene', luna), es un elemento químico descubierto entre 1817 y 1818 por Berzelius, fue llamado así debido a que se trataba de un líquido que cuando se sometía a altas temperaturas, emanaba un olor desagradable, que por aquellos años se consideraba una característica propia del telurio (del latín, tellus, 'tierra'), que ya había sido descubierto desde 1782, y en 1798 se le había dado ese nombre.

Así que como en cierta forma, a través del tiempo, a la tierra y a la luna se les consideraba como "hermanas", entonces, por analogía, al desprender la misma fetidez, decidieron llamarle así selenio, hermana de telurio. En latín científico, selenio se escribe 'selenium', y telurio, 'tellurium'.

El selenio tiene número atómico 34 y pertenece a la familia de los no metales. Sus principales usos comerciales hoy en día son la fabricación de vidrio y pigmentos. El selenio es un semiconductor y se utiliza en fotocélulas. Las aplicaciones en la electrónica, una vez importantes, han sido reemplazadas en su mayoría por dispositivos semiconductores de silicio.

Aunque se necesitan cantidades mínimas de selenio para la función celular en muchos animales, incluidos los humanos, tanto el selenio elemental como (especialmente) las sales de selenio son tóxicos incluso en pequeñas dosis, causando selenosis.

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