William Gregor (25 de diciembre de 1761-11 de junio de 1817) fue un clérigo y mineralólogo inglés.

Descubrió el titanio dentro de un mineral en Cornualles, Gran Bretaña, en 1791.​ Reconoció la presencia de un nuevo elemento en la ilmenita​ al encontrar una arena negra en un riachuelo en la parroquia de Manaccan y observó que la arena era atraída por un imán.​

Su análisis de la arena determinó la presencia de dos óxidos de metales: óxido de hierro (lo que provocaba la atracción magnética) y una proporción de un 45,25% de otro óxido metálico blanco que no fue capaz de identificar.​ Como este óxido sin identificar contenía un metal que no cumplía las propiedades de ninguno de los elementos conocidos, informó de su descubrimiento a la Royal Geological Society of Cornwall y a la revista científica alemana Crell's Annalen, dándole el nombre de manacanita.

Sobre el mismo tiempo, Franz-Joseph Müller von Reichenstein produjo una substancia semejante que tampoco fue capaz de identificar.​ El óxido fue descubierto de nuevo de forma independiente en 1795 por el químico prusiano Martin Heinrich Klaproth en un mineral de rutilo en la villa húngara de Boinik, en la actual Eslovaquia. Klaproth encontró que el mineral contenía un nuevo elemento y le dio el nombre de titanio por los titanes de la mitología griega. Tras saber del descubrimiento previo de Gregor, obtuvo una muestra de manacanita y confirmó que esta contenía titanio.

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