En 1942 en pleno Himalaya, un guardabosques indio que sigue una ruta que atraviesa el lago Roopkund, situado en un glaciar a más de 5.029 metros de altitud, hace un descubrimiento que lo deja completamente atónito. En una de las márgenes del lago descubre lo que parecen cientos de huesos humanos.

Estudios recientes han revelado que los esqueletos pertenecen a personas de grupos genéticamente distintos y separados por mil años de diferencia. El misterio está servido.

El estudio de ADN reveló que los huesos hallados pertenecían a personas de dos tribus diferentes, pero emparentadas. Los esqueletos hallados revelaron que no se trataba de parientes cercanos, de tercer grado o más próximo.

Muchos de los que allí yacían jamás se conocieron, ya que murieron con varios siglos de diferencia, alrededor de diez. Probablemente estos individuos procedían de regiones separadas por miles de kilómetros y no murieron a causa de ninguna catástrofe.

El primer grupo de individuos (23) son personas con ascendencia relacionada con poblaciones actuales de la India que derivan de muchos grupos diferentes y vivieron hacia el año 800 d.C.

El segundo grupo de personas (14) fallecieron en el siglo XIX, y la genética indica que sus parientes más cercanos viven hoy en el Mediterráneo oriental, más concretamente en Grecia y Creta.

En el tercer grupo, sólo hay un individuo con ascendencia del sudeste asiático, que también vivió en el siglo XIX.

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