El primer concurso de belleza en la historia se celebró el 19 de septiembre de 1888 años en la ciudad balneario de Spa (Bélgica). A diferencia de los certámenes modernos, las participantes eran elegidas por sus fotos, que debían acompañar con una breve descripción de ellas mismas.

Sin embargo, este tipo de certámenes se popularizó gracias a su edición estadounidense, Miss Estados Unidos, vigente desde 1921, en la que las jóvenes subieron al podio por primera vez ataviadas con trajes de baño. Paradójicamente, según las reglas del concurso, la ganadora debía servir de ejemplo de «castidad», de modo que se le prohibió ir a bares o visitar fiestas y eventos en los que se tomase alcohol.

Los primeros concursos de belleza internacionales —Miss Mundo y Miss Universo— se celebraron en Londres en 1951. La aparición de 30 bellezas en bikini dejó boquiabiertos a los británicos conservadores.

Este tipo de certámenes no han existido sin críticas. Estas radican principalmente en que refuerzan la idea de que las mujeres deben ser valoradas principalmente por su apariencia física, lo cual hace una gran presión sobre las mujeres para que «sean hermosas», gastando dinero en ropa, cosméticos, productos para el cabello y cirugías estéticas.

Esta obsesión por la belleza física incluso lleva a las mujeres a realizar dietas estrictas, con resultados como la anorexia o la bulimia.

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