La palabra acrópolis proviene del griego ἄκρος akros ('extremo, cima') y πόλις polis ('ciudad'), y hace referencia a la parte más alta de una ciudad. ​Acrópolis también se podría llamar "la ciudad de los vivos". En la actualidad se suele restringir el término a la parte más alta de las antiguas polis griegas, que complían con una doble función: defensiva y como sede de los principales lugares de culto. Aunque también se puede utilizar para ciudades romanas y de otras civilizaciones.

La acrópolis más conocida es la Acrópolis de Atenas, que incluye el Partenón en honor a la diosa Atenea. Otras acrópolis griegas de renombre son las de la ciudad de Aso (en la actual Turquía) o la de Pérgamo, aunque también son famosas las acrópolis de otras culturas, como la acrópolis de Bratislava o la de Constantinopla.

La Acrópolis de Atenas está situada sobre una cima, que se alza 156 metros sobre el nivel de mar. También es conocida como Cecropia en honor del legendario hombre-serpiente, Cécrope, el primer rey ateniense.

Fue Pericles (495-429 a. C.) en el siglo V a. C. quien coordinó la construcción de los restos actuales más importantes del sitio, incluidos el Partenón, los propíleos, el Erecteón y el Templo de Atenea Niké. El Partenón y los demás edificios fueron gravemente dañados durante el asedio de 1687 por los venecianos durante la Guerra de Morea, cuando la pólvora almacenada en el Partenón fue alcanzada por una bala de cañón y explotó.

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