La batalla de Qadesh, a orillas del río Orontes en la actual Siria, vio enfrentarse a las dos mayores potencias del momento: el Egipto de Ramsés II y las huestes hititas de Muwatallis II. Fue el último gran acontecimiento militar de la Edad del Bronce.

Egipcios e hititas eran ya pueblos rivales un par de siglos antes de que aconteciera la batalla de Qadesh, rivalidad que adquirió especial relevancia durante el mandato como faraón de Ajenatón (1352-1336 a.C.).

En este momento los hititas consiguieron anexionarse varias ciudades sirias que estaban bajo control egipcio. Al alcanzar el trono, Ramsés II se propuso acabar con el poder que los hititas llevaban cosechando durante siglos, y puso su punto de mira en Qadesh.

En el verano de 1274 a.C. cuatro divisiones egipcias bautizadas con nombres de divinidades (Amón, Ra, Ptah y Set), compuestas por carros, arqueros y lanceros, partieron de Per-Ramsés hacia Amurru. En total eran cerca de 20 000 hombres.

La batalla significó el acto final de una larga serie de guerras entre los dos reinos. Es una de las primera batallas en las que podernos afirmar que se empleó el caballo, en este caso tirando de carros que empleaban ambos bandos.

El resultado de la batalla resulta incierto ya que cada uno de los pueblos se atribuye la victoria en sus propias crónicas. Los historiadores actuales dan más crédito a la versión hitita ya que, tras la batalla, la ciudad de Qadesh y los alrededores continuaron bajo control hitita.

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