En la mitología griega, Prometeo (en griego antiguo Προμηθεύς, ‘previsión’, ‘prospección’) es el Titán amigo de los mortales, héroe de la cultura, y figura del embaucador al que se le atribuye la creación del hombre a partir de barro, y que desafía a los dioses robando el fuego y dándoselo a la humanidad, un acto que permitió el progreso y la civilización.

El castigo de Prometeo como consecuencia del robo es un tema importante de su mitología, y es un tema popular tanto en el arte antiguo como en el moderno. Zeus, rey de los dioses del Olimpo, sentenció al Titán al tormento eterno por su transgresión.

El inmortal Prometeo estaba atado a una roca, donde cada día un águila, el emblema de Zeus, era enviada a alimentarse de su hígado, que luego crecería de nuevo durante la noche para ser comido de nuevo al día siguiente (En la antigua Grecia, se pensaba que el hígado era el asiento de las emociones humanas). Prometeo es liberado por fin por el héroe Heracles (Hércules en la mitología romana).

En Atenas, se había dedicado un altar a Prometeo en la Academia de Platón.​ Desde allí partía una carrera de antorchas celebrada en su honor por la ciudad, en la que ganaba el primero que alcanzaba la meta con la antorcha encendida.

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