La berenjena contiene, moléculas de defensa como por ejemplo: el alcaloide glucosilado, la solasonina, en cantidades demasiado bajas para tener efecto tóxico, no se destruye con la cocción, pero sí con la fritura a alta temperatura, por lo que es recomendable comerla cocinada aunque su toxicidad sea baja.

En concreto, 10 gramos de berenjena contienen 1 mg de nicotina, lo que significa que 36 berenjenas (unos 10 kilos), contienen la misma nicotina que un cigarrillo.

No es la única planta que la contiene, el pimiento, el tomate, la patata, la coliflor y hasta el té esconden diferentes dosis en su interior.

Su cultivo es antiquísimo, desde antes del 2000 a.C. y existen innumerables documentos escritos donde sitúan su origen en el sudeste asiático.

Es una fruta que se encuentra en formas, tamaños y colores muy diversos.

Pueden ser más o menos largas y gruesas. Las hay blancas, amarillas, verdes, a rayas y hasta anaranjadas.

La planta (Solanum melongena), se cultiva en climas cálidos, secos y soleados, pertenece a la familia de las solanáceas, está compuesta por agua (92,6%) e hidratos de carbono (3,5%), sumado a sus escasas grasas (0,2%) y proteínas (1,2%), la hace muy ligera (21 cal/100 g), aporta fibra (1,5%).

En cuanto a sus micronutrientes, se destaca su aporte en potasio (240 mg/100 g) y ácido fólico (13 mcg), su color morado también contiene antocianinas, de acción antioxidante.

En 2007, la compañía semillera Mahyco desarrolló una berenjena transgénica.

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