Como consecuencia de los tratados de Tilsit del 7 y 9 de julio de 1807, el Emperador Napoleón Bonaparte crea el Gran Ducado de Varsovia (Księstwo Warszawskie, en polaco), un estado compuesto a partir de un conjunto de provincias polacas que habían sido anteriormente anexadas a Prusia en 1772, 1793, y 1795.

Estas tierras son entonces cedidas por el reino de Prusia como compensación de guerra tras sus agresiones a Francia en 1806, mismas que se saldaron con la doble derrota de Jena y Auerstaedt.

Una vez constituido, el 22 de julio de 1807, el Gran Ducado, le es confiado al Elector de Sajonia, el rey Federico-Augusto I, aliado del Emperador, quien queda así a la cabeza de una vasta entidad dotada de un estatuto constitucional y moderno regido por el Código Napoleón (Kodex Napoleona), que introduce múltiples reformas en todos los ámbitos de la sociedad, atribuyendo derechos políticos a los nobles y burgueses, e imponiendo, entre otras cosas, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, la abolición de los privilegios de la nobleza, y la abolición de la servidumbre.

El Gran Ducado verá extenderse su territorio gracias a la paz de Viena del 14 de octubre de 1809, recibiendo los departamentos de Cracovia, de Radom, Lublin y Siedlce.

No obstante, fragilizado y aislado tras la caída de Napoleón, el Ducado no resistió solo a los embates de los aliados, viéndose rápidamente ocupado por las tropas prusianas y rusas, que partieron y se dividieron su territorio hasta 1815.

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