El lo-fi, abreviado del inglés low fidelity, es un enfoque de producción en el que predomina el uso de medios anticuados o de baja fidelidad de grabación, a veces como una mera decisión estética.

La música lofi o música lo-fi está ligada a la nostalgia, al hiphop y a sus ritmos tranquilos. Más que un género musical, se trata de una forma de producir canciones con pocos medios, o al menos simularlo. El efecto de la música lofi es casero, con resultados de “baja calidad” que recuerdan a las bandas sonoras de los videojuegos de hace décadas.

Escuchar canciones con baja calidad de grabación transmite nostalgia y trata de evocar el pasado noventero que apasiona a la generación Z.

La idea de realizar grabaciones lo-fi es un fenómeno relativamente reciente. Desde el estilo delta blues de los años 20 a la música "garage rock" de los 60 y el punk de los 70, las grabaciones de baja calidad han asaltado las tiendas de discos.

El punto culminante fue el lanzamiento del álbum Nebraska (1982) por Bruce Springsteen. Tras haber grabado demos en casa con una unidad de cassette, Springsteen se fue a un estudio para grabar esos temas con su grupo E Street Band.

Tras las sesiones de grabación se vio que las versiones de estudio carecían de la energía y vitalidad de las demos. Eran muy limpias y perfectas, pero las grabaciones originales capturaban mejor el espíritu de las canciones que las versiones de estudio, y Columbia accedió a lanzar las demos y no las versiones de estudio.

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