La respuesta tiene una explicación muy simple, la nieve, que es el estado sólido del agua, pasa directamente al estado gaseoso, es decir, sublima.

El agua (incluso congelada) tiene un alto calor específico. Si la bola de nieve está apelmazada (eliminas el aire que hay entre los copos de nieve), el hielo está en contacto con más hielo. Si se le aplica una llama sobre un punto localizado, la mayor parte del calor que recibe va a disiparse por el resto de la masa de hielo, sin llegar a derretirse, a causa de ese alto calor específico.

Sin embargo, en el punto donde la llama impacta de forma más directa, el hielo, al pasar repentinamente de una temperatura muy baja a una muy alta, sufre un proceso bien conocido: la sublimación, el paso de hielo a vapor sin pasar por la fase líquida.

Esto se puede comprobar si tomamos una bola de nieve y colocamos en un vaso dentro de un microondas, lo dejamos expuesto a ellas durante 30 s y observaremos que en el vaso hay agua en estado líquido.

Respecto al color negro que queda en la nieve, se produce al entrar en contacto con la llama porque el combustible que la origina no termina de quemarse por completo. De esta manera, deja restos en la nieve y provoca ese característico olor a plástico quemado, que varias personas afirman que es debido a que la nieve no es agua congelada. Por lo tanto, es una reacción natural de la nieve al entrar en contacto con la llama.

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