Una de las creencias populares es que la Gran Muralla China es un gran muro de miles de kilómetros. En realidad se trata de varias murallas diferentes construidas a lo largo de 2500 años. Algunas se ramifican, se cruzan o transcurren de forma paralela a otras. Aunque la muralla principal mide unos 8 800 kilómetros, en total los arqueólogos han medido más de 21 000 kilómetros. Se conserva menos de la tercera parte.

Los muros siempre tienen la misma finalidad: impedir que alguien entre en tus dominios. Sus primeros cimientos datan del siglo V antes de Cristo. Por aquel entonces lo que hoy es China estaba dividida en cientos de pequeños feudos gobernados por señores feudales. Son los periodos llamados Primaveras y Otoños y los Reinos Combatientes. Estos señores feudales invadían a sus vecinos para ampliar fronteras. Así se fueron creando pequeños estados que competían unos contra otros. Varios de ellos se protegieron construyendo una muralla.

En el año 221 a.C, Qin Shi Huang se impuso a varios estados rivales y unificó por primera vez China, convirtiéndose en el primer Emperador. El mismo que fue enterrado junto al espectacular ejército de 7 000 estatuas de terracota. Cuando China fue invadida por las tribus Xiongnu, provenientes de Mongolia, decidió levantar su propia muralla al norte del país para evitar la invasión, y unirla con las ya existentes.

La dinastía Ming, y después la Shun, construyeron más de 8 000 kilómetros de la Gran Muralla china hasta el año 1644.

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