Son tradicionales de Irán y Baréin donde las altas temperaturas que se alcanzan durante el día, hacen necesario el empleo de sistemas de refrigeración. Para hacer frente a esa necesidad se diseñaron los captadores de viento, un sistema de refrigeración pasiva, que se emplea desde hace más de 3 milenios.

Aunque tienen un funcionamiento simple, dan a los edificios tres prestaciones: ventilación, refrigeración y decoración. Para conseguir sus prestaciones, pueden necesitar de otros dos elementos: el Qanat y la chimenea solar.

Normalmente se trata de torres sobre las que se coloca el captador en sí y que tienen distintas aperturas. El captador puede tener diversas formas, y se orienta hacia el viento predominante de la región, para maximizar su eficacia.

Su funcionamiento es: Se capta el aire y para atraparlo la rejilla orientada al viento dominante se abre, y así lo introduce dentro del edificio.

El aire se conduce a la parte baja del edificio, que al pasar por el Qanat, genera una diferencia de presión que hace entrar el aire fresco y húmedo que se ha acumulado en él durante la noche. Por último, el aire caliente se saca de la vivienda gracias a la chimenea solar. De este modo se establece una circulación constante del aire que recupera humedad y el frescor del aire nocturno.

En días sin viento el sistema también funciona gracias a la chimenea solar. Ésta genera una diferencia de presión que extrae el aire caliente al exterior y lo reemplaza por el aire fresco del Qanat.

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