En junio de 1815 el ejército francés de Napoleón era derrotado en Waterloo. En esa batalla los ingleses hicieron prisionero a Marengo, el caballo de Napoleón; que le había llevado hasta entonces de victoria en victoria y que había sido herido ocho veces en combate.

Marengo acabó sus días como propiedad de un oficial británico (teniente Guillermo Henry Francis Petre) que lo encontró herido y vagabundeando por el campo de batalla.

Fue curado de sus heridas, conducido a Gran Bretaña y vendido al teniente coronel de los Guardias Granaderos, William Angerstein. Murió allí, en 1831, a la edad de treinta y ocho años.

Sus casos delanteros fueron transformados en cajitas de plata para guardar rapé.

Una de estas cajas fue entregada a los Guardias Granaderos y se encuentra expuesta en el Palacio de St. James.

La otra quedó en manos de la familia Angerstein; se extravío y fue encontrada posteriormente y llevada al Museo de la Caballería Real.

De los mas de 130 caballos de Napoleón, el preferido del emperador siempre fue Marengo, un caballo tordo de raza árabe llegado con siete años desde Egipto en 1800 y que recibió su nombre de la famosa batalla que los ejércitos franceses ganaron en Italia el 14 de junio de 1800.

De pelaje en tonalidades grises, era retratado en tonos blancos con el fin de resaltar la figura del emperador. Tenía una altura relativamente corta (1,45 metros), pero destacaba por poseer una constitución muy fuerte y robusta.

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